Un infierno no siempre es un cúmulo de sufrimiento, dolor y agonía. En el infierno no siempre eres presa del pánico, ése que arrasa con todo cuanto encuentra en su camino. Quizás te encuentres ante un infierno disfrazado. Un infierno que se disfraza de ostentosa felicididad, comodidad y sencillez. ¿Quién decide lo que está bien? ¿Y lo que está mal? Lo mismo un día me doy cuenta de que realmente estoy viviendo en el infierno y que más tarde, cuando alcance la paz, (Sí, ésa a la que muchos llaman "muerte" y se horrorizan de que llegue "el día". No temáis, la muerte es lo único que tenemos. Es como una carta debajo de la manga que nos puede servir de mucha utilidad cuando las cartas que tenemos en nuestras manos no son las adecuadas para ganar la partida. Personalmente me gusta reconocer y analizar el terreno antes de poner mis piés sobre la superficie...) llegaré al supuesto "cielo", la antítesis, digamos. Pero mientras tanto fingiré mi ignorancia y "viviré" o trataré de "sobrevivir" aquí.